Cuando una relación se acaba, o más bien, cuando nos dejan estando aun enamorados de la persona que decide apartarse de nuestro lado, nos queda una sensación tan grande de desolación en nuestro interior. Un dolor en el estomago se nos forma, una desesperación adentro nos va destruyendo el alma segundo tras segundo. La esperanza se transforma en dolor. Un llanto nos sobrecoge. Queremos soltar todas esas lágrimas y al mismo tiempo no. Algo nos dice por un lado que luchemos por lo que se ha perdido, mientras otra voz nos dice que dejemos pasar todo y sigamos adelante con nuestras vidas. Pero en esos momentos de angustian nos detenemos en el tiempo. No sabemos que hacer ni que será de nosotros. En el fondo sabemos que todo pasará, que esos días de penas quedaran atrás y luego estaremos riendo de lo mal que la pasamos, pero en esos momentos de tensión, de incertidumbre sin saber si la otra persona regresará a nuestro lado, realmente la pasamos fatal, el mundo se nos viene abajo y las tantas ilusiones que se crean en la pareja y nunca fueron llevadas a cabo a lo largo de la relación, hace que no sintamos peor, pensando en lo que pudo y no pudo ser. Solo recomiendo calma, las personas que nos dejan así lo prefieren para un bienestar suyo, y aunque mal para el nuestro, pensemos positivo, la vida es tan grande, hay tantas personas en este mundo por conocer con tantas cosas bonitas e interesantes que mostrarnos, que llorar por alguien que ya no nos desea a su lado, es inútil. El dolor es imposible de evitar, solo aguantemos con calma, si la situación ya no tiene remedio ni lo tendrá, quizá aguantar esas ganas y no explotar de angustia nos hará muy bien al pasar los días….Ya lo verán…